Final Fantasy 4: Sin leivmotif pero a puro temazo
We get some rules to follow, that and this, these and those. No one knows. - Queens of the Stone Age
Cuando un músico se enfrenta a un cambio en el formato, la audiencia muchas veces no acompaña. De mediados de los 60s en adelante, Bob Dylan empezó a tocar con una banda eléctrica, y a dejar de lado su guitarra acústica, y quizás su canción más conocida sea like a rolling stone. Si bien, hoy el sonido eléctrico lo asociamos con Dylan sin mayor inconveniente, en aquellos años al público no le cayó del todo bien, e incluso le llegaron a gritar “Judas” por presentarse en ese formato. Nobuo Uematsu se enfrentó a un cambio similar al pasar de los 8 a 16 bits, pero como contrapunto, no fue la reacción de los fans lo que le quitó el sueño sino el mero salto tecnológico.
Uematsu, en principio, debría haber sido uno de los que la tecnología le jugó a favor. Durante la trilogía original de Final Fantasy, el tipo tuvo una limitación de poder componer solo en tres canales melódicos y uno de percusión, pero el acceso a la Super Famicom de repente duplicó lo que podía hacer, a la vez que la calidad de sonido pegó un salto. La SNES, en particular, es famosa porque en comparación a la Genesis tenía un sonido que se prestaba más para la música orquestal en oposición al sonido “sucio” cruza de tecno con rock por el que la competencia era famosa - y Nobuo se preguntó “ok, ¿pero por qué no las dos cosas?”. En una entrevista traducida por IGN, Uematsu contó que a partir de la era SNES empezó a abandonar el preconcepto de “música orquestal” y se permitió explorar otros géneros. Esto le costó horas de sueño, prueba y error, y días que él y su equipo dormían en Square Enix en bolsas de dormir simplemente por quedarse probando cosas. Las notas internas del CD oficial de Final Fantasy IV dicen estar escritas “a la 1 y media de la mañana, en la oficina, obvio”.
La sección que sigue posiblemente sea mejor con auriculares.
El resultado de este trabajo es un soundtrack que en oposición a la banda de sonido de FF3 no tiene “leivmotif”, ni motivo musical que se repite, pero sí que está llena de temazos. Uematsu se permitió ser minimalista con Edward’s harp…
Hasta grandilocuente, enorme, gigante y sobreproducido con el tema principal de Final Fantasy 4, que suena en el mapa, y hay una cantidad de instrumentos que hubiese hecho imposible sonar en Famicom.
Al leer el guión, cuenta Uematsu que inicialmente se imaginó que iban a haber más de cien canciones pero que, incluso con la nueva tecnología, no había espacio para incluirlas a todas. En un enorme esfuerzo de recorte, Uematsu pudo completar su visión en 44 temas. Una de las grandes ideas de Uematsu fue poder meter temas asociados a algunos de sus personajes. Por ejemplo, el tema de las Red Wings es a la vez el tema de Cecil, y acá deja ver su costado más John Williams.
A la vez, también tienen su canción Rydia, para demostrar su gentileza Cid para demostrar su energía y Palom y Porom para mostrar que son unos deformes de los que no sabés qué esperar.
Lo interesante de esta visión es que, mucho de lo que sentís con respecto a los personajes cuando jugás no te lo informa el diálogo o rudimentarios gráficos sino la música. Por ejemplo, Cecil y Rosa nunca llegan a decirse que se aman en pantalla, y lo más que llegan a hacer es envolverse en un abrazo. Sin embargo, la música te informa de todo lo que tenés que saber de su relación.
Hablando de dar personalidad a través de la música, FF4 tiene 4 temas de batalla. El primero suena cuando peleas con enemigos regulares, y como siempre, podés oir el mismo inicio de bajo de todos los temas.
El segundo, y esto es una novedad, suena cuando te enfrentas a los jefes. El bajo arranca igual, que de por sí ya es una genialidad porque es un truco que viene repitiendo desde FF1, y ahora hay dos melodías que tienen la misma base. Prestá atención al bajo y al modo que tira octavas - eso es influencia directa al City Pop, la versión japonesa del funk de los 70s que en Asia alcanzó su apogeo en los 80s.
El tercer tema es el de los cuatro señores elementales y suena cada vez que te enfrentás a uno de ellos o los cuatro. El detalle - gran parte del tema tiene un ritmo de 4/4, pero el segmento que arranca a los 12 segundos es increíblemente ambiguo, y da la sensación de que le falta un golpe o dos para completar la secuencia, casi como si entre todos los compases hubiera algun 6/8 o 7/8 metido. Esto es un pedido - si sos músico, escuchá entre los 12 y 25 segundos y dejame un comentario de qué está ocurriendo ahí. Cuestión - suena rock progresivo.
Como siempre, el mejor tema de batalla se lo dejaron al boss final, y es Zeromus que perfectamente podría ser la base de un tema de Joe Satriani o Steve Vai de fines de los 90s. Una vez más, escuchá el bajo porque lo que hace es una locura, y ahí te das cuenta por qué Uematsu no podía dormir.
Un tema más a destacar. Final Fantasy realmente no tiene secuencias de terror en general, pero cuando las tiene son hiper memorables. Ese es el caso de las Calcabrina, las muñecas de la princesa Luca que cobran vida y suenan así, porque es Uematsu el que completa la escena.
Nobuo Uematsu tuvo un par de experimentos que destacan por lo raros que son en FF4. Por ejemplo, fijate este tema recontra disonante que suena mientras nuestros héroes recorren la superficie de la luna - la base principal es horrorosa, pero andá a saber qué escuchan los extraterrestres, y recrea bastante bien la idea de un mundo al que alguien no pertenece.
Un tema más que suena en la luna que es bastante más interesante aparece cuando entrás al palacio de cristal y Fusoya te revela la verdadera identidad de Zemus, y los secretos que guarda el satélite. Este tema suena increíblemente misterioso y atmosférico que acompaña a la perfección la fisionomía cuasi alienígena de FuSoYa.
El nivel de composición de Uematsu mejoró tanto de los juegos anteriores a este que incluso se dio el lujo de adaptar varios temas del juego a instrumentos clásicos de la música celta. El resultado es increíblemente curioso, prolijo, y bien armado, pero además no hay nada más Final Fantasy que un señor japonés reinterpretando música en el estilo de una cultura europea que ya no existe.
Del mismo modo, esta nota estaría incompleta si no mencionamos los remixes de The Black Mages, la banda de heavy metal de Uematsu, que incluye dos temas de batalla en su album The Black Mages II: The Skies Above. Si te pareció que el comentario de hace un par de líneas acerca de que Zeromus suena a tema de Steve Vai o Satriani era cualquiera, escuchá lo que pasa en este tema.
La banda de sonido de FF4 costó sangre, sudor y lágrimas, pero nos trajo a Uematsu inspiradísimo y con la capacidad de probar cosas que nunca antes había intentado. La leccción de esto podría ser “ey, el capitalismo y la meritocracia funcionan, el tipo la pasó mal pero entregó un laburo increíble”… pero por suerte, la historia tiene un final feliz (y peronista). En el futuro, que tuvo más tiempo, y trabajó conociendo el hardware, las bandas de sonido no solo tuvieron temas todavía mejores sino que recuperó las ideas de leivmotif que fueron tan únicas en FF3. De cualquier modo, hay tipos que pasan toda una carrera queriendo hacer un OST a la altura de FF4, y lo tremendo es que Uematsu, como si nada, se superaba a sí mismo con cada nueva entrega.