Final Fantasy 6: Kefka baila como un loco y es el protagonista
Bailan el pogo del payaso asesino - Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota
En 1890, Ruggero Leoncavallo estrena una de las óperas más referenciadas por la cultura pop, Pagliacci (“payasos”). Es la historia de Canio, el director de una compañía de teatro del arte que en plena presentación de una obra pierde el control y asesina tanto a su esposa como a su amante mientras asegura que el blanco de su cara no se debe al maquillaje sino a la vergüenza que le han hecho pasar por su infidelidad. Cuando el telón cae con los dos amantes muertos, pronuncia la legendaria frase "La commedia è finita" ("La comedia se terminó"). No es casualidad, entonces, que Final Fantasy 6 tenga una estructura de ópera donde el protagonista es un payaso y se llame Kefka Palazzo específicamente: “Kefka” por la metamorfosis que hace a lo Kafka, y Palazzo como el casi homófono (al menos para un japonés) de “Pagliacci”.
Los payasos asesinos son un clásico de la cultura pop. Al previamente citado Canio se suman IT, el Joker, Bob Patiño, y quién sabe cuántos más, y en el caso de Final Fantasy 6, Kefka es el protagonista a pesar del esfuerzo que el juego hace por esconderlo. Desde la apertura del juego hasta el cierre, todo es consecuencia de sus acciones, y por si esto no quedara absolutamente claro por la mera narrativa, existe la canción Dancing Mad que le pone el cierre definitivo al argumento. Pero, establecer esto nos va a tomar un análisis largo.
FF6 arranca con la tormenta de nieve y la canción “Omen” (“preludio”), y para ilustrar lo grande que es lo que se viene, suenan tres acordes de teclado que se convertirán en un letimotiv: sí bemol con una cuarta suspendida, do menor con una novena suspendida, y re bemol con una novena suspendida también. Para no convertir esto en un análisis musical medio infumable, el punto es aclarar que esta sección está hecha para generar disconfort, tensión y una sensación de algo etéreo y poco claro gracias a las notas suspendidas en cada acorde y una progresión ascendente - como cierto payaso que se convierte en dios. Prestá atención a lo que suena al 1:13. El protagonista no está presentado diegéticamente, pero si escuchás está ahí, y su leitmotiv es el leitmotiv de todo el juego. Recién después de estas tres notas y esta sección, ahí aparece la melancólica Terra’s Theme, porque ella no viene primero. Imaginate, es una chica sin pasado, y hablan más los soldados del imperio que ella.
A lo largo de nuestra aventura, pudimos controlar muchísimos personajes de los cuáles se estableció que ninguno es el protagonista en ningún caso: son personajes POV, o “punto de vista”. En realidad, esta historia es la de Kefka, un experimento fallido y despreciado para restaurar la magia que, a fuerza de tenacidad, crueldad y resultados, crece dentro de la estructura de un imperio fascista. Cuando ve la oportunidad de tomar venganza contra el imperio, mata al propio emperador e intenta tomar el poder de las deidades del mundo para convertirse él en el único soberano de toda la magia y gobernar el planeta con un puño de hierro. Y en toda esta historia, no lo controlas ni una vez, porque además de ser el protagonista, también es el villano: como Pagliacci. Podés empatizar más o menos, pero es innegable que él es quien da origen a la tragedia al centro de la historia.
Como Kefka es el protagonista y su historia es la de un cambio que le permite actuar en torno a sus impulsos más básicos, la locura y crueldad se van exacerbando de a poco. Pero no es que siempre fue el plan, sino que se dio de forma de orgánica a medida que el juego se creaba. Años después, para el lanzamiento de Dissidia, el director Yoshinori Kitase recordaría: “La primer escena en la que trabajé en el juego original fue cuando Kefka llega al castillo de Figaro. Me pareció que iba a ser re aburrido hacer la escena completamente normal, así que hice que los soldados que lo acompañaban tengan que lustrarle las botas, como para mostrar que le faltaba un tornillo o dos. Fue todo improvisación, algo que se me ocurrió en el momento, pero de algún modo encajaba perfecto”. Ahí estaba el tipo arrogante, ególatra y egoísta, desde el minuto uno.
A lo largo del juego Kefka balancea esta cosa de bufón de la corte medio tarado y bajándote la guardia con un cierto grado de patetismo, con momentos realmente crueles como cuando envenena a Doma o experimenta sobre Espers en un laboratorio. Si bien esta no es una historia de corrupción y siempre fue malo, el juego ilustra cómo cada vez se pone más oscuro y encuentra menos límites. En un principio, pareciera que es medio un comic relief, y resulta que sobre el final del juego literalmente destruye el mundo como lo conocían.
Esto no era parte del plan original del equipo de desarrolladores: en su versión inicial, Kefka siempre sería el villano final y absorbería los poderes de los tres dioses, pero lo enfrentarían y derrotarían ahí mismo, en el continente flotante. Pero Kitase y compañía se dieron cuenta que estaban trabajando con un nivel de eficiencia sin precedentes, tanto a nivel tiempo como a nivel hardware. “Queríamos que el grupo salve el mundo y derrote a Kefka tan pronto como las cosas se pusieran mal y el mundo estuviera por ser destruído. Pero, empezamos a retrabajar eso”,contó Kitase. “El juego venía produciéndose mejor de lo que esperábamos así que pudimos liberar algo de tiempo en nuestra agenda antes del lanzamiento e implementar todo eso”, agregó el productor Hironobu Sakaguchi.
Kefka, según nos enteramos por el juego, es un experimento para revivir la magia igual que Celes. Pero, ahí donde Celes salió bien, Kefka perdió algo de sí mismo en el proceso y se volvió loco. Un loco útil para el sistema: en su búsqueda de poder ayudó al imperio con métodos cada vez más crueles, dándole al emperador la clave de la magia que tanto ansiaba. Pero, quizás por resentimiento por lo que tuvo que pasar o tal vez sólo porque su sed de destrucción es insaciable (¿un poco y un poco?), al poder obtener el poder traiciona a su propio emperador, lo mata, y elige tomar el control de la magia como un monopolio para sí mismo. Ahí nos cae la ficha de que en realidad el motivo de todo es que es un nihilista versión psicótico: como todo en la vida va a terminar y nada importa, la belleza real está en terminar ese ciclo y aniquilarlo todo.
En el mundo de Kefka, el tipo no gobierna: destruye. Vive solo en las ruinas de Vector, convertido en una torre mágica distorsionada desde donde proyecta lásers y frecuentemente aniquila las poblaciones que quedan y no se someten. No les pide nada a cambio salvo adoración y que mueran, y eso es todo. Como vivir en este mundo es lo peor, nos tomaremos el trabajo de reclutar amigos de nuevo y preparar la confrontación final. Así, para el dungeon final deberemos separar a los guerreros en tres grupos que harán algo que Kefka jamás podría hacer: colaborar para ascender. En el camino, cada uno de ellos deberá luchar contra una de las tres deidades que dieron orígen a la magia durante la guerra de los Magi, y recién tras derrotarlas podrán confrontar a Kefka en la cima de su fortaleza.
¿Te acordas las tres notas en ascenso de la apertura? Son, no solo el ascenso de Kefka a la divinidad sino también un paralelo de tu paso por la torre. El momento en que finalmente el payaso está cara a cara con los returners es uno donde él tiene el total control y absoluto protagonismo, y hace la mezcla perfecta de comedia y nihilismo, su sello de estilo. En diálogo, Kefka les da la bienvenida y les dice que los va a matar y tira frases onda “¿Por qué la gente recrea cosas cuando saben que serán destruidas? ¿Por qué se aferran a la vida si saben que no pueden vivir para siempre? ¡Piensen en cuán insignificante es cada una de sus vidas!”
Como es el final del juego, los personajes lo confrontan con “Kefka, tenés que parar”, “nosotros aprendimos lo que vale el poder de la amistad”, y eso. Es una confrontación bastante explícita del más extremo nihilismo de Kefka contra lo que sería un equivalente de “mono no aware” (sí, como la banda que te sale en los reels de las 4 chicas japonesas) o “la empatía hacia las cosas” en japonés. Para explicar este concepto, se trata de una filosofía que busca comunicar que lo efímero tiene cierta belleza por ser efímero, que la temporalidad es parte de ello, que esta tristeza subyacente que genera que algo termine es parte de la belleza de un momento. Esto hace calentar a Kefka como pava de lata (“¡Bah! ¡Parecen libritos de autoayuda!”) y ahí empieza el duelo final donde controlamos a nuestros 14 personajes, o lo que hayamos reclutado, en orden donde a medida que “caen”, otros los reemplazan.
No se puede hablar de Kefka sin hablar de la obra más importante que haya compuesto Nobuo Uematsu, Dancing Mad. En una saga famosa porque siempre se guardan un temazo de combate para el boss final (pensá en One Winged Angel de Sephiroth, Zeromus de Zeromus, The Extreme para Ultimecia y más), con Dancing Mad hacen algo extra: narran, musicalmente. La canción tiene 4 movimientos, que suenan en cada una de las cuatro fases de la pelea. Te recomendamos que te pongas auriculares para lo que sigue.
Dancing Mad - Part 1
Esta canción es un estudio de personaje que repasa el juego entero, el ascenso de Kefka y su destino final, y como esta historia es la de él, efectivamente empieza con los mismos acordes de “omen”, la apertura del juego. Si bien oímos varias veces este leitmotiv a lo largo del juego (en la apertura y caída del continente flotante), en ocasiones anteriores sonaba suave y justamente como una premonición. Esta vez es grandilocuente, con órganos de rock progresivo, sonidos de campanas de iglesia, y más superimpuestos sobre un enemigo que se ve como un demonio musculoso y enojado. La melodía es dramática, rebuscada, llena de notas de paso para evidenciar el paso a la locura de este bufón que desprecia a todo lo que vive. Es el clímax, y Kefka está en su mejor forma: es el dios y la fuente de toda la magia, y enfrentarlo a él es enfrentar a las mismas reglas de este mundo. Para darle épica, fijate que incluso hay un sintetizador que simula ser una voz - la semilla de One-Winged Angel está ahí.
Dancing Mad - Part 2
Al dañar a Kefka lo suficiente, pasamos a la segunda tanda y la música corta abruptamente a una melodía que casi suena circense, con un redoblante estilo marcha en el fondo: debajo de toda esa grandilocuencia y ego sigue estando el payaso. La cámara se desplaza hacia arriba mostrando nuevas encarnaciones de los tres dioses de la magia; el demonio, el diablo y la diosa. La melodía viene cargada de contrapuntos para marcar cómo fue la relación con el bufón en todo el juego: al principio, parecía un patético lacayo del imperio, pero después envenenó Doma. Después, se enojaba y lo derrotabas fácilmente, pero apresaba espers y experimentaba con ellas. Finalmente va preso… pero no por mucho tiempo, y sale de la prisión y no solo mata al General Leo sino que destruye el mundo. Hoy, Kefka está enfrente tuyo como un dios de toda la magia, pero en vez de darle bendiciones a la humanidad destruye a todo y todos porque ama la muerte.
Esto es un punto clave: si pensas en personajes como Hannibal Lecter, Anakin Skywalker/Darth Vader, Thanos en la saga Avengers, Griffith en Berserk o cualquier otra fuerza de destrucción y muerte, los villanos suelen tener un pasado trágico o un momento que los quebró. Sus historias suelen ser de corrupción y caída y si bien las grandes obras no los justifican, sí los explican. No es el caso de Kefka, que está completamente loco y no solamente no podés empatizar con él, sino que escupiría tu esfuerzo: es puramente una fuerza del caos. Sí, experimentaron en él, pero con esto solo no alcanza: algo tenía que estar roto de antemano para que todo termine así. Por eso las notas que elige Uematsu en esta sección.
Dancing Mad - Part 3
Cuando finalmente lográs causar suficiente daño a las diferentes partes del boss, continuás tu ascenso a una escena que parece el cielo - algo completamente celestial con nubes en el fondo y los héroes flotando. En el centro de la escena está Kefka mismo, no uno de sus demonios o creaciones, sino él mismo echado como si fuera una pintura renacentista en una parodia de la Pietà de Miguel Ángel. De fondo, todo este movimiento es un solo de órgano como si fuera una iglesia. Este es el más sagrado de los Kefkas y seguramente te imaginarás que es el clásico villano de anime diciendo “soy intocable” y todos exclamando “uhh, tiene un complejo de dios”. Algo así, pasa, pero no exactamente.
Como Kefka te sacudió toda la segunda parte del juego con que nada importa, que todo es una joda, que todo es muerte, la idea de esta sección es como una parodia del concepto mismo de un dios. Si él mismo puede serlo e insertarse en el medio, nada de esto vale la pena - el tipo está cometiendo sacrilegio. La parte más notoria de esta idea es cuando en el minuto 0:29, por debajo de la línea melódica principal, la mano izquierda del teclado comienza a tocar un leitmotiv diferente en los bajos - el de Kefka en su versión bufón, transpuesto a una escala mayor. Este detalle es muy fácil de perdertelo así que escuchá con atención, pero es la canción que suena cuando lo conocimos. Debajo de toda esa locura, está él.
Ahora, la narrativa de Kefka tiene un problema: los returners y su maldito mono no aware. A medida que vas peleando y, peor, vas ganando, Kefka se desmorona y eventualmente cae - como cayó tantas veces a lo largo del juego. Entonces, como debajo de todo está él, acá pasa lo que tenía que pasar: hace berrinche y se enoja.
Dancing Mad - Part 4
Cuando llegás a la cuarta parte de Dancing Mad, Kefka desciende desde el cielo desnudo como un ángel con alas incluidas pero también orejas de demonio y la piel violeta. Hasta el último segundo se burla de todo. “Vida… sueños… esperanza… ¿de dónde vienen? ¿y a dónde van? Estas cosas… voy a destruir”. En un juego que no tiene voces, se escucha su risa como parte de la canción.
El asalto final arranca con la apertura de Omen y da rápidamente paso a un bajo y batería de rock progresivo donde el órgano parece algo salido de Highway Star de Deep Purple. Esta parte final es la furia desatada de Kefka, porque desde donde él ve las cosas, a pesar de ser la existencia suprema sobre la Tierra, el soberano de todo el mundo, el mono no aware no solo le hace frente sino que encima, por el mero hecho de haber llegado hasta acá, va ganando. Para remarcar lo desesperado de la situación hasta toma líneas melódicas de Fight to the Death, la batalla que suena en las peleas con bosses más épicos como la pelea con Atma o las tres deidades. Ya no hay monstruos, caretas, ni nada que se le parezca: es matar o morir.
Y ahí ocurre lo impensado: cuando se da cuenta que está perdiendo, la música baja el tempo y se pone melancólica con lo que equivaldría a un solo de guitarra incluído. “El final viene… más allá del caos”, pronuncia el soberano en uno de sus ataques desesperados. Esta es una batalla larguísima, de casi 20 minutos de duración, por lo que es más una lucha de desgaste que otra cosa y cada golpe se siente el doble de letal - tanto el jugador como Kefka tienen todo que perder. Pero, a base de hechizos potentes, blitzes, transformaciones de Terra y uso generoso de items de curación, el jugador seguramente se imponga… y así el dios de todo es derrotado y Nobuo Uematsu cierra la obra musical más impresionante a nivel narrativo de la historia de los videojuegos. Lo vemos desvanecerse en el más absoluto de los silencios… y respiras aliviado. "La commedia è finita".
Kefka generalmente está entre los más votados de las listas de popularidad no solo como mejor villano de la saga, sino del gaming en general. Su absoluta locura, su eficiencia para matar y el hecho de que técnicamente ganó a la hora de destruir el mundo, lo hacen un villano increíblemente icónico y memorable. En una saga donde hasta ahora siempre las grandes batallas se libraron contra las fuerzas del destino, monstruos imparables y demonios de leyenda, Final Fantasy 6 concluye con la pelea contra un tipo que, de algún modo, hizo lo mismo que ellos: se rebeló contra el destino que el mundo le imponía. La diferencia es que eligió la destrucción absoluta en vez de usar toda su tenacidad para luchar por proteger.
Terra, Locke, Edgar, Sabin, Celes, Relm, Shadow y los demás son los personajes punto de vista de la aventura. Pensá en las novelas de Sherlock Holmes donde no es el detective quien narra sino su compañero, Watson. Pero, todo lo que ocurre en el juego es consecuencia de los actos y acciones del payaso psicótico y por eso toda la música del juego, a la larga, informa que es su historia: Kefka es el personaje principal de esta historia. Entonces, es mentira que Final Fantasy 6 no tenga protagonista, y la realidad es que está protagonizado por el villano.