Final Fantasy 6: Setzer a todo o nada
The pleasure is to play, makes no difference what you say. I don't share your greed, the only card I need is the Ace of Spades - Motörhead
El 25 de diciembre de 1966 no solo fue navidad sino también el día que Nicholaos Andreas Dandolos daría su último aliento. Sin embargo, esto no afectaría en gran cosa a la leyenda de Nick el Griego, el apostador más famoso de la historia. Nick, jugador de poker, no era que tenía rachas ganadoras imparables sino que ganaba tanto como perdía y nada lo detenía. Algunos días llegaba a ganar o perder $100,000 dólares (unos $6.5 millones a la inflación de hoy) y pasó de millonario a pobre 75 veces, según la leyenda popular. Tan fascinante era verlo jugar que tipos como Frank Sinatra o Jackie Onassis se contaban entre sus fanáticos. Cerca del fin de su vida, absolutamente pobre, un fanático le preguntó cómo podía jugar por centavos cuando pocas semanas antes había estado jugando por millones. Su respuesta fue “sigue siendo poker, ¿no?”.
El azar en los videojuegos fascina y molesta por partes iguales. Imaginate si Mario cada vez que pisara un goomba pudiera matarlo o morir porque justo es venenoso y no tenés modo de saberlo: sería injusto, ¿no? Esto trasladado a un RPG, un juego de pensar y armar tácticas antes de actuar no funciona tan así. Es más bien un elemento de caos, único, que atrae miradas. Y eso es lo que sintió Tetsuya Nomura cuando propuso que las varias clases de Final Fantasy 5 deberían incluir una con una mecánica totalmente basada en el azar: gambler, el “apostador”.
En FF5 hay varias clases que funcionan de esta manera, como un permiso para probar cosas que no necesariamente están balanceadas. Dancer realizaba “bailes” al azar que causaban muchísimo daño o cosas más que nada inútiles. Geomancer lo mismo con magia del terreno, e incluso variaba de acuerdo al ambiente. Pero “gambler”, el apostador, tendría temática inspirada en los casinos y los juegos de azar. La idea es iniciar un tragamonedas que de acuerdo a su resultado tome diferentes acciones ofensivas, defensivas, o incluso te haga perder la partida al instante, todo por capricho del azar. Nunca llegó a estar en el juego completo: la cortaron.
“El trabajo de Gambler es uno que realmente queríamos tener en FF5. Pero, como tenía tanta personalidad, terminamos por no usarlo. En Final Fantasy 6, por otro lado, tener mucha personalidad es exactamente lo que queríamos así que trajimos la idea de vuelta. Ese es el orígen de Setzer”, contó un joven Tetsuya Nomura en una entrevista de 1994.
Nomura, que es el tipo que eventualmente crearía cosas como Kingdom Hearts, Crisis Core y otros spin-offs de la saga, lo había dado todo: puso facha, carisma y el un diseño increíblemente memorable. Esto sería el germen que eventualmente dio origen al estilo con el que lo asociamos: cuero, cierres, broches, una estética medio emo y darky, todo muy edgy. Acá no es tan así. Setzer Gabbiani sería el tipo que se la juega a todo y no le teme a nada, que es edgy pero no tan dark o emo.
“El gambito de FF6, el timbero, el anti-héroe, el que tira cartitas, Setzer de Final Fantasy 6 nos trajo la facha y las vueltas que una historia como la de FF6 necesitaba. Creo que como amante de los personajes Edgy en los anime, Setzer representó lo más oscuro de la construcción de personajes de una historia que lentamente se pone cada vez más dark,” cuenta Joaco Frere.
El aspecto visual es clave. Con su gabardina negra larga, cabello blanco (ey, ¿esta descripción no es la de cierto villano muy icónico de un juego posterior?) y mecánicas de usar cartas, tragamonedas y demás, está claro que hay un mix de influencias muy peculiar. Hay algo de Gambit, sí, pero también de los “bakuto”, los apostadores errantes del siglo XVIII en Japón que eventualmente darían origen a los Yakuza. Es un cocktail de cosas que se ven muy bien juntas y que fascinan a primera vista.
Decir que Setzer es peculiar es quedarse corto. Su aspecto contrasta con su cara llena de cicatrices. “Algunas surgieron de accidentes con su nave, mientras que otras fueron “peligros del trabajo”. Para Setzer, son todas testamentos de los momentos que arriesgó su vida”, contó Nomura.
Es hasta peculiar con la ropa que usa. En el FF6 original, cuando lo reclutas tiene equipada una bandana que si desequipas, no podés reequipar. “Setzer es muy particular con sus elecciones de moda, y no quiere usar lo mismo que los demás. La bandana, como verás, es la prenda característica de Locke - y se ve muy bien en él. Una vez que Setzer se une y ve esto, pierde cualquier tipo de amor por la bandana,” contó el autor. Esto es tan llamativo que en versiones posteriores lo removieron creyendo que era un bug del juego. No, es solo personalidad manifestada en gameplay: se niega a usarla.
Cuando conocemos a Setzer en FF6, si bien es un personaje “neutral” que no pertenece ni al imperio ni a los returners, está más cerca de ser un villano. El tipo quiere secuestrar a la cantante de ópera María, pero en una serie de hechos confusos termina secuestrando a la general rebelde Celes, que es “aún más hermosa”. Será medio machista y demás pero inmediatamente nos damos cuenta que en realidad no tiene nada que ver con un tema de “poseer” mujeres, sino la satisfacción de jugársela y hacer algo que nadie espera. Aunque fue engañado no se enoja y no solo eso, sino que nunca vuelve a intentar algo parecido - ni con Celes, ni María, ni nadie.
La satisfacción que él encuentra está en el azar, en la adrenalina del momento y nunca en el resultado. Eso es accesorio. Así, desde su nave Blackjack, ayuda a los rebeldes a enfrentar al imperio tras jugar una apuesta contra Celes: o los ayuda, o ella se casa con él. Cuando Celes lo engaña con una moneda de dos caras, él se ríe y le dice que ama cada segundo de lo que acaba de pasar. Así, comienza a trabajar con los returners y pone su nave a disposición de ellos mientras lucha por su libertad individual y un imperio que complica la vida que quiere vivir.
A un tipo así, que vive en el momento y ganar o perder le da lo mismo, eventualmente lo quiebra el fin del mundo. Cuando Celes y Edgar lo encuentran después de que Kefka destruyera todo, lo ven tirado en un bar, emborrachándose y sin rumbo en lo que alguna vez fue Kohlingen. Es que el fin del mundo le quitó todo: rivales, aliados, motivación, el juego mismo y lo más importante: sus alas. Al destruirse su airship, la Black Jack, es como que dejó de tener aquello que más lo representaba - la libertad de los aires. Perdió su espíritu.
Setzer claramente siente algo por Celes porque a ella no le toma mucho convencerlo de que se les vuelva a unir. Mientras él dice que solo es un apostador que quiere que lo dejen solo, la general le insiste que si no le gusta el estado en que está el mundo solo necesita hacer algo al respecto o nada va a cambiar. Se ve que esto es lo que necesitaba: que alguien le diga “¿no te la vas a jugar?”. ¿Su respuesta? “Ok, empiezo a sentirme con más suerte…”
Setzer le pide al grupo que lo acompañe a una locación secreta - la tumba de una tal Daryl. Este es un dungeon bastante abierto, lleno de cositas por descubrir, pero para el propósito de esta nota, lo importante es que al final está la tumba en cuestión. Ahí nos enteramos que Daryl era una mujer con ideales muy parecidos a los de Setzer - igual de atrevida, con el mismo coraje, e igual de lanzada no solo para las apuestas sino para surcar los cielos con su propia nave, la Falcon.
A medida que descendemos, nos muestran la relación entre los dos en flashbacks y, si bien el juego nunca confirma que es romántica, claramente lo es por todo lo que implica. Ambos vivían de empujarse el uno al otro, de competir entre ellos e intentar superarse mutuamente con Setzer generalmente quedando segundo. Eventualmente, y tras una carrera de naves que Setzer pierde, se prometen reencontrarse en un acantilado después de que ella intente una hazaña estilo Amelia Earhart: ser la mujer que estuvo más cerca de las estrellas volando altísimo. La escena siguiente nos muestra al apostador solo, parado en el acantilado y su compañera nunca llega.
Setzer cuenta que un año después encontró los restos del Falcon en una costa y a Daryl muerta entre los escombros. Él fue quien la enterró, pero en el proceso además restauró la veloz nave y la dejó en el fondo del mausoleo porque no podía verla. Setzer siempre deseó la Falcon de Daryl y ella le dijo que si algo le ocurría, quería que él se la quedara, pero su respuesta era: “cuando te la quite, va a ser porque finalmente te vencí”. Nunca pudo hacerlo, pero ahora con el viejo mundo perdido, esta será la nueva carta del triunfo para poder volver a surcar los cielos y continuar la aventura.
Este trasfondo ayuda a explicar un poco la actitud del personaje y las ganas de vivir el momento y nada más. La idea de vivir cada situación de riesgo, cada instante buscando la adrenalina y jamás preocuparse por de qué lado cae la moneda sino por el hecho de poder tirarla en sí es la única forma en la que Setzer puede volver a sentirse cerca de Daryl. Es exactamente lo que hizo ella la última vez que hablaron: arriesgarse y darlo todo por el placer de la acción sin preocuparse por cómo iba a resultar.
Lo que motiva a Setzer en esta segunda porción de juego es poder devolver al mundo a un estado donde las personas puedan vivir como quieran. No se trata de una cosa altruista o idealista, sino que es imposible que el espíritu o ideas de Daryl sigan vivas en un mundo sin esperanza y sin futuro. Es lo opuesto al nihilismo: importa, porque el actual no es un mundo compatible con las ideas de ella donde enfrentar cada desafío con una sonrisa desafiante puede pasar al frente en vez de meramente tener que sobrevivir. Fiel a su clase, Setzer elige apostar a ello.
“En su construcción, su backstory, sus idas y vueltas, y la redención para unirse al grupo, Setzer carga con el peso de sus decisiones y sus cicatrices. Es un personaje sumamente elegante y refleja el diseño de Square Enix en estos arquetipos, que no se repiten, y nos dan interesantísimos aventureros como Setzer. Qué más decir, de quien busca respuestas en su propio Blackjack, y que con su elegancia las encuentra finalmente en uno de los grupos más lindos que nos regaló la saga,” concluye Joaco.
Una curiosidad a remarcar: teniendo la nave Falcon, y solo habiendo reclutado a Celes, Edgar y Setzer, ya alcanza para ir a la zona final del juego e intentar pelear contra Kefka. ¿Querés ir a darle piñas al payaso? ¿O todavía necesitas prepararte, encontrar al resto de tus amigos y subir unos cuantos niveles más antes de la batalla final? La realidad es que vas a necesitarlos pero que la opción de simplemente ir exista es, cuanto mínimo, una decisión de diseño fascinante. De acá en más, todo es contenido opcional salvo la batalla final.
Cuando tanta gente en la ficción busca ser rey, Setzer destaca porque es el as. Es un poco el principio del costado más edgy de la saga Final Fantasy, y un auténtico producto de su tiempo. Con su look de gabardinas, bolsillos y actitud full 90s es comparable a el personaje “cool” que tanto veríamos en otros juegos, cómics o películas. Con toda esa onda y ese carisma, personajes como él protagonizaron sus propias aventuras e incluso sus propios Final Fantasy. Y sin embargo, Setzer no es el protagonista.